viernes, 22 de septiembre de 2017

Preparando el camino para la lectura de La lección de August


Normalmente al principio de cada curso comienzo trabajando en el aula con un cuento que me dé pie a trabajar la identidad y cohesión del grupo clase, algo esencial para que exista un buen clima en la misma y nos sintamos más a gusto en ella. Este año he cambiado un poco la dinámica y en vez de trabajar un cuento vamos a trabajar en torno a una novela: La lección de August.


Resumen del libro:



"Su cara lo hace distinto y él solo quiere ser uno más. Camina siempre mirando al suelo, la cabeza gacha y el flequillo tratando en vano de esconder su rostro, pero, aun así, es objeto de miradas furtivas, susurros ahogados y codazos de asombro. August sale poco, su vida transcurre entre las acogedoras paredes de su casa, entre la compañía de su familia, su perra Daisy y las increíbles historias de La guerra de las Galaxias.


Este año todo va a cambiar, porque este año va a ir, por primera vez, a la escuela. Allí aprenderá la lección más importante de su vida, la que no se enseña en las aulas ni en los libros de texto: crecer en la adversidad, aceptarse tal y como es, sonreír a los días grises y saber que, al final, siempre encontrará una mano amiga."

La idea de trabajar con esta novela surgió de un grupo de docentes en Telegram. Hay maestros desde infantil hasta la universidad y el fin común de todos es trabajar esta novela en nuestras aulas.

En mi caso no trabajaremos aún el libro directamente, aunque ya tengo la adaptación para infantil, sino que trabajaremos el "alma" del libro, es decir, lo que considero que, después de su lectura, puede enriquecernos como personas dentro del aula.

Cuando uno lee un libro suele suceder tres cosas. Que no te guste y se nos olvide su trama en menos de una hora, al coger el siguiente libro para leer; que nos guste y que disfrutemos con su lectura o que no sólo nos guste sino que la historia se "quede" con nosotros durante meses, son esos libros que dejan huella y te vienen a la mente cada cierto tiempo como si tuvieran alma. Cuando leí este libro lo primero que pensé es que estaba genial para trabajarlo en el tercer ciclo de primaria o la ESO, pero poco a poco me he dado cuenta que se puede abordar perfectamente en infantil, pero antes de trabajarlo me gustaría plasmar  primero esas sensaciones, ese alma del libro o, como creo que es mejor decir, el ADN de August. De esta forma trabajaremos realmente todo lo que significa esta novela.

Lo primero que vamos a hacer en clase es plantearnos, al igual que en la novela lo hacía uno de los maestros de August, un precepto por mes, pero en vez de trabajar los que su maestro les decía trabajaremos los que para mi desenredan el ADN del libro. Este mes de septiembre hemos comenzado, más que un precepto, una idea: CONÓCETE.

Mural de la entrada de nuestra clase.


"Quiénes somos. Nosotros. ¿Lo entendéis? ¿Qué clase de personas somos? ¿Qué clase de personas sois? ¿Acaso eso no es lo más importante de todo? ¿No es esa la pregunta que deberíamos hacernos a todas horas? ¿Qué clase de persona soy? ¿Alguien se ha fijado en la placa que hay junto a la puerta del colegio? ¿Alguien ha leído lo que pone? ¿Nadie?
Miró a su alrededor, pero nadie sabía la respuesta.
—Pone: «Conócete» —dijo. Sonrió y asintió—. Y estáis aquí para aprender a conoceros."

Fragmento: La lección de August.

Cualquiera de vosotros, que haya leído un poco sobre Inteligencia Emocional o sobre las Inteligencias Múltiples de Gardner, sabréis que no sólo es esencial saber reconocer las emociones de los demás (Inteligencia interpersonal) sino también el reconocimiento de nuestras propias emociones (Inteligencia intrapersonal). Para mejorar esa inteligencia intrapersonal y las relaciones con los demás, es esencial saber reconocer antes nuestras propias emociones pero además reconocer nuestras potencialidades y nuestras limitaciones, y aceptarlas (algo también esencial para tener una buena autoestima). Por ese motivo antes de comenzar a hablar de sentimientos hacia otras personas y el respeto a las diferencias, y a entender qué todos somos diferentes, lo primero que vamos a hacer es conocernos mejor.



Para ello la primera actividad que hemos realizado ha sido saber cómo somos físicamente. Para ello pintamos nuestra cara. Una vez que las teníamos terminadas fuimos exponiéndolas una a una y votamos cual era la que más nos gustaba. Para la votación usamos las regletas cuisenaire, lo que nos permitió recordar el valor de las mismas y trabajar la suma. Al final, entre los dibujos más votadas, volvimos a votar y salió un ganador.

Trabajamos valores democráticos mediante la votación.

El dibujo ganador nos vino genial porque era el único que se había salido de la normalidad, era original y creativo, era el único dibujo con cara de corazón y eso fue lo que les gustó, según ellos, además de por su colorido. 


Aprendemos de todos y entre todos, sin excepción.

A partir de aquí la tarea era sencilla. Sabíamos que gracias a que todos somos diferentes podemos aprender cosas de otros, así que el paso lógico era que nuestra compañera nos enseñara a dibujar una cara cómo lo había hecho. Os preguntaréis porque se ve una foto encima de una mesa. Os dejo otro fragmento de la novela:

"Todo el mundo debería recibir una ovación del público puesto en pie al menos una vez en su vida, porque todos vencemos al mundo.»


Subidón de autoestima para nuestra amiga, y es sólo la primera que recibe un aplauso "en condiciones".

Por cierto, para decorar la palabra Conócete también estuvimos hablando en la asamblea sobre la necesidad de que cada letra fuera diferente y original, para tener más ideas fuimos por los pasillos del colegio para aprender de nuestros compañeros de otros cursos.


Y aún no os he contado ni la mitad...

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